Artista político, involucrado socialmente, su obra se centra en asuntos como la fobia social y la consumición del espectáculo por parte del ser humano. Sus pinturas son metanarrativas y muestran jardines ingleses idealizados, paisajes imaginarios, animales inquietantes; son obras misteriosas plagadas de figuras, cuerpos y paisajes que parecen estar continuamente en proceso de materialización para luego disolverse. Fascinado por las superficies que reflejan. En su obra podemos encontrar numerosas burbujas que pueden mostrar mundos escondidos: no hay que quedarse con la primera impresión, ya que el significado de sus obras esta abierto a tantas interpretaciones como sensibilidades lo perciban.
              
Las obras de Simon Willems se idean entre una simbiosis de materialidad inherente a la aplicación abstracta del pigmento y un remanente de figuración, donde la elaboración de la imagen tiene precedencia. Esa ambivalencia entre lo abstracto y la figuración, funciona como una distensión y contracción de fuerzas que más allá de un estilo narrativo personal, es un ejercicio de equilibrio.

La ficción mezclada con utopía son parte de la base en la obra de Simon; el cine y su parcela recuadro de visión se puede reconocer en sus composiciones tanto en una categoría formal, como en una intención estética. No tiene ideas prefijadas en su temáticas pero aborda de forma habitual lo cotidiano casi banal, en muchos casos en un plano surreal que más que una evasión de la realidad nos anima a una mirada distinta y recurrente.

Simon Willems ha expuesto en varias galerías londinenses y museos en el extranjero. Sus obras se encuentran en The Zabludowicz Collection en Londres, The Leonard Nimoy Collection, Art Review, David Roberts Collection, en la Fondation COLAS, en el FRAC Auvergne, FRAC Haute-Normandie, Artotéque De Caen, Royal College of Art o en la Frederick Weisman Foundation.